Jordi Oriol resucita al Sagarra más mordaz

El dramaturgo lleva a La Gleva artículos del escritor

El Josep Maria de Sagarra más grotesco, punzante y crítico es, probablemente, también el más desconocido. Con ganas de dar a conocer esta faceta, el dramaturgo Jordi Oriol lleva a escena un espectáculo formado por artículos satíricos que el escritor publicó en el semanario Mirador entre 1929 y 1936. “Somos un país con los clásicos encerrados en una vitrina. Solo los sacamos cuando es su centenario y, después, los volvemos a guardar”, destaca Oriol, que también dirige la producción. Él es partidario de hacer “lo mismo que hacen los ingleses con Shakespeare”, es decir, “remover los clásicos, despeinarlos, jugar con ellos y trabajar para que sean populares”.

El dramaturgo se ha unido a los intérpretes Jordi Cornudella, Clara Manyós y Blanca Garcia Lladó. Juntos han seleccionado siete textos de Sagarra que definen la manera de pensar del autor y su mirada más ácida hacia la sociedad catalana de la época. Los artículos son la base de Hemos venido aquí a dejar las cosas claras, que estará en el Teatre La Gleva desde mañana hasta el 30 de diciembre. El montaje “es un homenaje a Sagarra con todas las letras” y utiliza el entierro del autor como una paradoja para revivirlo en escena. A partir de la ceremonia de despedida, los tres intérpretes recuerdan al clásico recuperando textos en los que describe la Barcelona del momento, habla de política y se queja “de la sociedad catalaneta de copa y puro, que no se arriesgaba”, dice Oriol. Los intérpretes reproducen los artículos sin modificarlos, aunque los han fragmentado, cambiado de contexto y, en alguna ocasión, sustituido la primera persona por la tercera.

En la obra, el lenguaje elegante “con un punto de barroquismo ilustrado” del escritor se fusiona con una música creada a medida por Cornudella, que además de interpretar los textos toca el clarinete. Clara Manyós también contribuye a la parte musical de la producción con un acordeón. “Los instrumentos se compenetran con los textos con una variedad de sonoridades que crean una especie de diálogo”, señala Oriol. Esta combinación entre música y texto es fruto de la voluntad de romper con los esquemas formales tradicionales y mezclar disciplinas interpretativas.

Aunque los textos de Sagarra radiografían Cataluña a finales de los años 20 y principios de los 30, el contenido es inevitablemente próximo a la situación actual del país. “Sagarra expresa sus opiniones sobre la recién proclamada República Catalana. Es una coincidencia que realmente impacta: habla de un presente radical y de una visión externa que le es contraria”, destaca Oriol. El montaje también juega con estos paralelismos y se sirve del uso del lenguaje del escritor para acercarlo a los jóvenes. Los textos son, a la vez, una manera de recordar la cultura catalana y su herencia desde la perspectiva de los nietos. Lo hacen siguiendo las costumbres, las tradiciones, las inquietudes, las crisis y los triunfos de los catalanes de la época, poniendo énfasis en la ironía y la mordacidad propia de Sagarra. “Se explica a sí mismo desde la irreverencia y la broma, es realmente muy divertido”, asegura Oriol, que subraya que “ahora estos artículos nos hacen reír, pero muy probablemente en su momento molestaron a la gente más purista”.